El amor y el humor son las mejores cosas del mundo, mejores que el aire y la comida, mejores que el agua y la luz que son muy buenas. Ojalá siempre tengas alrededor de ti besos y risa, viento limpio, frutas y verduras y pan, carne, agua sin sabor ni olor y luz en abundancia. Ojalá no te falte nada de eso nunca, que tu tristeza se conserve siempre más pequeño, o pequeña que tu, que tu soledad sea siempre voluntaria, que tu hambre y tú sed sean solo punto de referencia para gozar de tu plato y tu vaso. Que tu cabeza y tu estómago tengan siempre alimento, que haya abrigo para tu piel, ocupación para tus manos, compañía para tu corazón y… tu sexo. Ojalá no te aburras nunca y que lleves la risa a todos los escenarios de tu vida, incluso al más temible y doloroso de ellos, que es el espejo.
La intemperie, es lo peor que hay en el mundo. Es lo más triste y lo más feo y lo más sucio que podremos encontrar en todos lados, por desgracia, por culpa nuestra y de muchos, por abominación de todos no hemos podido terminar con ella. La intemperie es la falta de techo y de abrigo, de plato y de vaso, de medicinas y de escuela, de libertad y de justicia. Pero es también la carencia de amor, las ganas de matar, la soledad que derrota y destruye. La intemperie duele en la piel cuando ejerce presión para entrar en nosotros, pero más les duele a quienes la llevan en el alma y la sacan para aventársela a otros. Estos casi siempre son los culpables del desamparo en que se encuentran millones de gente en todo el mundo.
Por lo general nosotros amamos, confiamos y convivimos con las personas que nos rodean, pero espero que a estas alturas de tu vida ya te hayas identificado entre la gran familia que se llama humanidad, somos la seismilmillonésima parte de una familia donde hay bondad y crueldad, donde hay gente que muerde y gente que acaricia, gente que construye cuartos, casas y cuadras enteras, y gente que destruye todo lo que se encuentra a su alrededor, ya sea a martillazos o a balazos o con palabras amargas. A lo largo de nuestras vidas tenemos que aprender a acercarnos a unos y apartarnos de otros, a querer a quienes te quieren a soportar a los que no, a defenderte de quienes te atacan y a respetar la condición humana de todos. Esto quiere decir no gozar con el sufrimiento de nadie, no obligar a nadie a que piense o sienta lo que tu quieres, no disponer del cuerpo de nadie, no impedir nunca que una persona respire, coma, beba, sude, sueñe, orine y…. haga popó. La mejor compañía que puedes tener es la tuya propia. Pero no podrás vivir sólo con ella. La compañía de otras personas es necesaria y hace sentir bien.
Hay algo mas que desde niño ha llamado mi atención y desde hace algunos años forma parte de mi vida, se nos parecen un poco porque son capaces de sumar, restar, multiplicar y dividir. En el tiempo en que te escribo estas palabras parece estar aprendiendo incluso a corregir estilo. Son las computadoras, y no es que sea poderosa en sí, sino que potencializan nuestras capacidades y aptitudes. Pero aún en estos tiempos, son también muy estúpidas, como todos los instrumentos; no ama, no odia, no siente dolor, no conoce la risa… pero tal vez algún día piensen o sientan y ya no sean estúpidas, o por lo menos no tanto, aunque no sé, leí algo, por ahí, donde dice que no es bueno que nuestras cosas sean mas o igual de listos que nosotros, ni nuestros instrumentos, ni nuestras mascotas mucho menos nuestros diputados. Ya veremos, espero estar y contar contigo para entonces…
Finalmente, te quiero mucho.